¡Paz Inverencial! Habla para vosotros, Samael Aun Weor. Sede Patriarcal de México. Nuestro tema: la Meditación.
Es urgente comprender a fondo las Técnicas de la Meditación… Hoy platicaremos sobre el Vacío Iluminador.
Al iniciar este tema, me veo obligado a narrar por mí mismo y en forma directa, lo que sobre el particular he podido verificar directamente.
Creo que los que escuchen este cassette estén informados sobre la maravillosa Ley de la Reencarnación, pues en ella fundamento el siguiente relato…
Cuando la Segunda Subraza de nuestra actual gran Raza Aria floreció en la China antigua, yo estuve reencarnado allí. Entonces me llamé Chou-Li; obviamente, fui miembro de la Dinastía Chou.
En aquella existencia me hice miembro activo de la orden del dragón amarillo, y es claro que en tal Orden pude aprender, claramente, la Ciencia de la Meditación.
Todavía viene a mi memoria aquel instrumento maravilloso, denominado “Aya-Atapan”, que tenía 49 notas. Bien sabemos lo que es la Sagrada Ley del Eterno Heptaparaparshinock, o sea, la Ley del Siete. Indubitablemente, siete son las notas de la escala musical, mas si multiplicamos el 7 por 7, obtendremos 49 notas, colocadas en siete octavas.
Los hermanos nos reuníamos en la Sala de Meditación, nos sentábamos al estilo oriental (con las piernas cruzadas), poníamos las palmas de las manos en forma tal, que la derecha quedaba sobre la izquierda; nos sentábamos en círculo en el centro de la sala; cerrábamos nuestros ojos, y enseguida, poníamos mucha atención a la música que cierto hermano brindaba al Cosmos y a nosotros.

Buda Shakyamuni que demuestra la postura de la meditación. Tenga en cuenta los cisnes (hamsa)
Cuando el artista hacía vibrar la primera nota, que estaba en DO, todos nos concentrábamos.
Cuando hacía vibrar la siguiente nota, en RE, la concentración se hacía más profunda: luchábamos con los diversos elementos subjetivos que en nuestro interior cargamos; queríamos recriminarlos, hacerles ver la necesidad de guardar un silencio absoluto.
No está de más recordarles a ustedes, queridos hermanos, que esos elementos indeseables, constituyen el Ego, el Yo, el mí mismo, el sí mismo; son a modo de entidades diversas, personificando errores.
Cuando vibraba la nota MI, penetrábamos en la tercera zona del Subconsciente y nos enfrentábamos a la multiplicidad, pues, de esos diversos agregados psíquicos que, en desorden, bullen dentro de nuestro interior, y que impiden la quietud y el silencio de la Mente. Los recriminábamos, tratábamos de comprenderlos.
Cuando lo conseguíamos, penetrábamos aún más hondo, en la nota FA. Es obvio que nuevas luchas nos esperaban con tal nota, pues amordazar a todos esos Demonios del Deseo que uno lleva dentro, no es tan fácil; obligarles a guardar silencio y quietud, no es cosa sencilla, pero con paciencia lo lográbamos; y así proseguíamos con cada una de las notas de la escala musical.
En una octava más elevada proseguíamos con el mismo esfuerzo, y así, poco a poco, enfrentándonos a los diversos elementos inhumanos que en nuestro interior cargábamos, lográbamos por fin amordazarlos a todos en los 49 Niveles del Subconsciente. Entonces la Mente quedaba quieta y en el más profundo silencio; ese era el instante en que la Esencia, el Alma (lo más puro que dentro tenemos), se escapaba para experimentar lo REAL.
Así penetrábamos en el vacío iluminador, así el Vacío Iluminador hacía irrupción en nosotros, y moviéndonos en el Vacío Iluminador, lográbamos conocer las Leyes de la Naturaleza en sí mismas, tal cual son y no como aparentemente son.
En este Mundo Tridimensional de Euclides sólo se conocen causas y efectos mecánicos, mas no las Leyes Naturales en sí mismas. Mas en el Vacío Iluminador, ellas son, ante nosotros, como realmente son.
Podíamos percibir en ese estado, con la Esencia, con los Sentidos Superlativos del Ser, las “cosas en sí”, tal cual son.
En el mundo de los fenómenos físicos, solamente percibimos, en realidad, la apariencia de las cosas: ángulos, superficies, nunca un cuerpo entero en forma integral; y lo poco que percibimos, es fugaz. Porque nadie podría percibir qué cantidad de átomos, por ejemplo, tiene una mesa o una silla, etc.; empero, en el Vacío Iluminador, percibimos las “cosas en sí”, tal cual son, integralmente…
Mientras nos hallábamos así, sumergidos dentro del gran Vacío Iluminador, podíamos escuchar la voz del Padre que está en secreto.
Indubitablemente, en ese estado nos hallábamos en lo que se podría denominar “arrobamiento” o “éxtasis”. La Personalidad quedaba en estado pasivo, sentada allá, en la Sala de la Meditación; los Centros Emocional y Motor se integraban con el Centro Intelectual, formando un todo único, receptivo; de manera que las ondas de todo aquello que vivenciábamos en el Vacío, circulando por el Cordón de Plata eran recibidas por los tres Centros: Intelectual, Emocional, Motor.
Repito: Cuando el Samadhi concluía, regresábamos al interior del cuerpo, conservando el recuerdo de todo aquello que habíamos visto y oído.
Sin embargo, he de decirles que lo primero que hay que dejar, para poder sumergirse uno por largo tiempo en el Vacío Iluminador, es el miedo. El Yo del temor debe ser comprendido; ya sabemos que su desintegración se hace posible suplicando a la Divina Madre Kundalini en forma vehemente; ella eliminará tal Yo.
Un día cualquiera, no importa cual, hallándome en el Vacío Iluminador, más allá de la Personalidad, del Yo, de la Individualidad, sumergido en eso que podríamos decir el “Logos”, “aquello”, sentí que era todo lo que es, ha sido y será; experimenté la unidad de la vida, libre en su movimiento. Entonces era la flor, era el río, que cristalino corre entre su lecho de rocas, cantando con su lenguaje delicioso; era el ave que se precipita en los fondos insondables; era el pez que navega deliciosamente entre las aguas; era la Luna, era los Mundos, era todo lo que es, ha sido y será…
El sentimiento del mí mismo, del Yo, hubo de temer, sí; sentí que me aniquilaba, que dejaba de existir como individuo, que era todo menos un individuo, que el mí mismo tendía a morir para siempre.
Obviamente, me llené de indecible terror y volví a la forma. Nuevos esfuerzos me permitieron, entonces, la irrupción del Vacío Iluminador, otra vez, y volví a sentirme confundido con todo, siendo todo. Como persona, como Yo, como individuo, había dejado de existir.
Éste estado de Conciencia se hacía cada vez más y más profundo, en tal forma que cualquier posibilidad para la existencia se paraba (para la existencia individual), tendía definitivamente a desaparecer. No pude resistir más: Volví a la forma. Un tercer intento, tampoco lo pude resistir: Volví a la forma. Desde entonces sé que para experimentar el Vacío Iluminador, que para sentir el TAO en sí mismo, se necesita eliminar el Yo del terror; eso es indubitable…
Entre los hermanos de la Orden Sagrada del Dragón Amarillo, el que más se distinguió fue mi amigo Chang. Hoy vive él en uno de esos planetas del cristo, donde la Naturaleza no es perecedera y jamás cambia; pues hay dos Naturalezas: La perecedera, cambiante, mutable, y la imperecedera, que jamás cambia, y es inmutable.
En los Planetas del Cristo existe la Naturaleza eterna, e imperecedera, e inmutable… Y vive en uno de esos Mundos del Señor, el Cristo resplandece en él. Se liberó hace varias edades… Mi amigo Chang vive allí, en aquel lejano planeta, con un grupo de hermanos que con él también se liberaron…
Conocí, entonces, los sitete secretos de la “Orden del Dragón Amarillo”. Quisiera enseñarlos, pero con gran dolor me doy cuenta que los hermanos de todas las latitudes, no están todavía preparados para poderlos recibir y esto es lamentable.
También sé que, hoy por hoy, no es posible utilizar los 49 sonidos del Aya-Atapan, porque ese instrumento musical ya no existe. Muchas involuciones de ese instrumento existen, pero son diferentes, no tienen las siete octavas. Involuciones de ese instrumento son todos los instrumentos de cuerda: Violín, guitarra, también el piano, etc.
Mas sí es posible llegar a la experiencia del Vacío Iluminador con un sistema práctico y sencillo, que todos los hermanos pueden practicar… Voy a dictarles ahora mismo la técnica; pongan atención…
Siéntense, al estilo oriental: con las piernas cruzadas; así… Debido a que sois occidentales, esta posición resulta para vosotros muy cansona. Entonces, sentaos cómodamente, en un cómodo sillón, al estilo occidental. Colocad la palma de la mano izquierda abierta, la derecha sobre la izquierda; quiero decir: El dorso de la palma de la mano derecha, sobre la palma de la mano izquierda. Relajad el cuerpo, lo más posible, y luego inhalad profundamente, muy despacio.
Al inhalar, imaginad que la Energía Creadora sube por los canales espermáticos hasta el cerebro. Exhalad, corto y rápido. Al inhalar, pronunciar el mantram “Jaaaaaaammmmmmm”; al exhalar, pronunciad el mantram “SAAJJ”.
Indubitablemente, se inhala por la nariz, se exhala por la boca. Al inhalar, habrá de mantralizarse la sílaba sagrada HAM (mentalmente, pues se está inhalando por la nariz); mas al exhalar, se podrá articular la sílaba SAH en forma sonora.
HAM se escribe con las letras “H”, “A”, “M”; SAH se escribe con las letras “S”, “A”, “H”. La “H” suena siempre como “J”.

Brahma (la realidad, el vacío iluminador) en Hamsa, el cisne