Nosotros no somos los que hacemos la Obra, sino el Padre; nosotros no somos sino los obreros del Padre; los instrumentos, mejor dijéramos, ¿no?, los instrumentos mediante los cuales él trabaja.
Por eso es que al trabajar nosotros tanto en el Movimiento Gnóstico como en el Partido Socialista Cristiano Latinoamericano, debemos hacerlo con mucha sinceridad y mucha humildad; porque, ¿qué es lo que hacemos nosotros? ¡Nada, el que hace es el Padre con su poder! En términos rigurosamente, dijéramos, filosóficos, psicológicos y esotéricos, podemos decir que uno nada puede hacer, todo le sucede: Como cuando truena, como cuando llueve, como cuando tiembla la tierra. Sólo el padre puede hacer; sólo el Ser puede hacer y nada más que el Ser, es el único que puede hacer.
Y sino, examina tú tu propia vida. Cuando tú eras muchacho (recuerda cuando tú eras chico), cuando ibas a la escuela, todas las cosas de tu vida…, y si tu examinas tu propia vida, verás que todo te iba sucediendo: Te sucedió que fuiste a la escuela, te sucedió que naciste, te sucedió que tuviste que abrirte a trabajar en el camino de la existencia, por tu propio esfuerzo, por tu propia lucha; todo eso te sucedió…
Y con mucha dificultad te abriste paso en la vida, porque tu vida ha sido luchada, dura, sufrida. Al fin, te abriste paso, pero todo eso te fue sucediendo y sucediendo, tú no hacías nada, ¿qué puedes hacer si todo te sucede?
– Estudiante. Nada…
– Maestro. Y al fin, llegaste ya a hombre, creciste y todo eso; en este momento estás laborando por el Movimiento Gnóstico, laborando por el Partido Socialista Cristiano Latinoamericano, ¡está bien!, pero todo en la vida te ha sucedido… Nosotros nada podemos hacer, sólo el Ser puede hacer.
Un Movimiento tan grande como el Movimiento Gnóstico, o el Partido Socialista Cristiano Latinoamericano que ya está en marcha, ¿cómo podemos asegurar, en forma orgullosa, que nosotros lo estamos haciendo? Nosotros no lo estamos haciendo, quien lo hace es Dios, el Ser, el Padre que está en secreto; él es el que hace la Obra; él es el Señor, quien verdaderamente tiene poder para hacerlo. Nosotros no somos sino, dijéramos, los obreros.
Partiendo de ese principio, de que no somos sino, simplemente los obreros, entonces debemos trabajar con eficiencia en la obra, tanto en el Movimiento Gnóstico como en el Partido; ser eficiente como obreros, pero humildes, puesto que nos somos sino los trabajadores del Padre, del Señor.
No debemos llenarnos de orgullo, no debe subírsenos a la cabeza, dijéramos, el liderato, y volvernos soberbios, ¿no? No, debemos comprender que nada podemos hacer nosotros (es el Padre del que hace), nosotros no somos sino, únicamente, trabajadores; eso somos. Mientras más eficientes y humildes seamos, tanto mejor para la Obra del Señor; ésa es la cruda realidad de los hechos.
Así debemos comprenderlo: Sólo el Ser puede hacer; nosotros nada podemos hacer; nos sucede, todo nos sucede: Como cuando llueve, como cuando truena, como cuando caen rayos y centellas… Así, si uno examina su vida, descubre que todo le ha sucedido, nada ha hecho, todo le ha sucedido; ésa es la cruda realidad de estas cosas… Bueno, ¿y qué me decías tú?…
– Estudiante. …Entonces el Maestro, con palabras duras lo puso en su sitio, ¿verdad? Le dice:
– “Bueno, Maestro, ¿y ése qué hace contigo?”. Y le dijo, palabras más, palabras menos, ¿verdad?:
– “¿Tú qué sabes de él? Yo sé lo que estoy haciendo. ¿Tú estás conmigo?”
¿Cómo es que eran Iniciados ellos y no sabían el papel que había desarrollado Judas? Porque eran Iniciados, me imagino yo…, el pobre de Judas. ¿Por qué se sorprendió de ver a Judas que venía con el Maestro, si él sabía todo (Pedro)?
– Estudiante. ¡Celos, había celos!
– Estudiante. Yo creo, Maestro, con todo y que eran Iniciados! Por la preferencia que creyeron ellos que tenía el Maestro para él, ¿no? Porque no se explica de otra manera. Entonces, ¿por qué, no en una sino en varias ocasiones (porque hubo una o dos ocasiones más), como que le reclamó al Maestro? Y el maestro lo puso en su sitio, ya lo sabemos. ¿Por qué, si todos eran Iniciados?
– Maestro. Todo eso es simbólico, nada de eso se puede tomar a la letra muerta. Lo que sí es cierto, es que Judas Iscariote, ante todo, no es lo que pretenden las gentes que es: un traidor; eso es completamente falso.
Él se aprendió su papel, y lo aprendió de Jesús; Jesús se lo enseñó. Así como Pedro, Juan y Santiago, y todos ellos tuvieron su papel, así también Judas lo tuvo; un papel que tuvo que representar en la vida práctica, en el Drama Cósmico de la Iniciación.

Judas no quería hacer ese papel. Pedro se ofreció a hacer el papel de Judas, pero Jesús no aceptó que Pedro hiciera ese papel. Ya Jesús había escogido a cada uno para su respectivo papel.
Judas representa la disolución del ego, del Yo, del mí mismo, del sí mismo. El Evangelio de Judas es la muerte del mí mismo; ¡y he ahí lo grandioso: Sin Judas no hay Drama Cósmico!
En cuanto a Pedro, su Evangelio es el sexo. Por eso se dice: “Petrus, Pedro, Piedra, Patar”…
Juan, es el verbo, la Palabra; Pablo, representa la filosofía, la Gnosis, la sabiduría; Felipe tiene un Evangelio preciosísimo: El de las salidas astrales, el del despertar de la conciencia, el de los viajes en estado de Jinas, el de la alta Magiapráctica, y así sucesivamente…
De manera pues que Judas tenía su Evangelio, el de la Disolución del Ego. Sin Judas no hay Drama Cósmico, no. ¿De qué manera se desarrolla el Drama si no hay un Judas? Se necesitaba que el Drama se desarrollara, pero tenía que haber alguien que iniciara el Drama, y ése es Judas.
Por eso en la Edad Media existió un Grupo Gnóstico que se llamaba la de “Los Iscariotes”.
Ese grupo se dedicaba a estudiar el Esoterismo del Evangelio de Judas…, Los Iscariotes…
Así pues, a Judas no se le ha hecho justicia; la gente ha interpretado el Evangelio a la letra muerta, literalmente…
Judas es el más exaltado de los doce; es el Apóstol más exaltado, es el que está más “muerto”, el más elevado de todos (después de Jesús sigue Judas), hasta tal punto, que está dicho que el día que el Gran Kabir, Jeshuá Ben Pandirá, Jesús el Cristo, entre al Absoluto Inmanifestado, Judas entrará con él; está lo suficientemente preparado para entrar al Absoluto.
Y esto no lo entienden las gentes profanas, porque interpretan el Evangelio a la letra muerta, desafortunadamente… […]
Dicen que en Inglaterra existe, pero en inglés. No sé si en Estados Unidos la haya, pero con una que se consiguiera siquiera, se traducirían los Evangelios Apócrifos (llamados “Apócrifos”), como el “Evangelio de Valentín”, o de otros…
– Estudiante. Como la Biblia gnóstica.
– Maestro. Bueno, es como la Biblia, pero la Biblia… …pues, hablan mucho sobre la Pistis Sophia; pero la Pistis Sophia es, en sí misma, es una Biblia gnóstica antiquísima… En su obra, el Popol Vuh, dice: “Yo pude entrar por el agujero de la Serpiente hasta del interior de la Tierra, donde está la raíz del Cielo; y pude entrar, porque yo también soy una Serpiente”… Así dice Votan… Y no hay duda de que de aquí, de la América, fueron muchas cosas, maderas preciosas y muchos elementos preciosos para el Templo de Jerusalén.
– Estudiante. …
– Maestro. Sí así es… …Y desarrollarlo en la Anatomía Oculta, ¿no? Desarrollarlo en la espina dorsal, ¿no?; pero eso no es todo. El despertar y desarrollo del Kundalini, no es sino la primera parte del programa, no es todo. “uno necesita ser «tragado» por la serpiente”, así lo dicen, textualmente, los Mayas de Yucatán; y Votan era una Serpiente…
– Estudiante. Es el símbolo de nuestro escudo, ¿verdad, Maestro?
– Maestro. ¡Eso es obvio! Primero necesita uno ser “tragado” por la Serpiente y después de que ha sido “devorado” por la Serpiente, entonces el águila debe “almorzarse” a la serpiente (el Águila es el Tercer Logos); él necesita “almorzársela”, y después que se la “almuerce”, entonces se convierte uno, en una serpiente emplumada, en un Quetzalcóatl.

Por eso es que el Quetzalcóatl de Tula reviste características trascendentales. Se habla mucho del “Rey de Tula, de Quetzalcóatl”, pero hay que tener en cuenta de que todos los Reyes de Tula se llamaban “Quetzalcóatl”. Y va uno repasando en viejos cronicones, en forma retrospectiva, y se encuentra siempre con que el Quetzalcóatl se vuelve cada vez más y más lejano, y todos los Reyes de Tula, de la antigua Tula, eran todos “Quetzalcóatl”; tomaban el nombre de Quetzalcóatl, ¿por qué? Porque eran Serpientes Emplumadas…
No quiero esto decir que no haya existido un personaje “Quetzalcóatl”, un “Cristo”; sí existió…
– Estudiante. ¿5.000 años antes de Cristo, de Jesús?
– Maestro. Así es, un Cristo Mexicano; sí, existió; y existe todavía, porque él cargó su cuerpo, él es Inmortal…
– Estudiante. Yo, viendo los ídolos esos gigantescos de Tula, que tienen aquí un…, no sé cómo se llamaría ese adorno…, ese adorno que tienen sobre la frente, Maestro, lleno de bolitas, se me figura que semeja la cofia ésa (o como se llame eso que tiene Buddha, con las bolitas), que indica el Loto de los 1.000 Pétalos, ¿verdad?

Entonces, quizás, esos Atlantes hayan sido, pues, imágenes o representaciones, dijéramos de Dioses, o de Iniciados muy grandes que tuvieron ellos, ¿verdad? Porque tienen aquello con bolitas también sobre la frente y sobre los ojos, arriba de los ojos, y quizás hayan querido representar eso.
Porque el nombre de Tula es sagrado desde la Atlántida, ¿verdad, Maestro? Desde la Atlántida, la capital de la Atlántida era Tula, y así ¿no?…
– Maestro. La Emanación misma de…, como yo he dicho siempre, la Emanación del Logoi Interior, el Divino Quetzalcóatl. En otros términos, pensemos en el Cristo-Logos, en el Logos Solar; al desdoblarse en sí mismo, resulta el Xolotl, la Sombra o la Reflexión del Logos, del Sol Interior, del Quetzalcóatl…
– Estudiante. Pero si el Cristo bajo al Infierno, ¿por qué no bajo Quetzalcóatl?…
– Maestro. Del espacio estrellado el Infinito del Logos, todo, todo, está en los Infiernos. Porque los infiernos son la matriz del cielo. Entonces, lo que necesitamos todos es bajar con Xolotl, Lucifer, ¿no? A trabajar dentro de las entrañas de la Tierra, porque rectificando allí nuestros errores hallaremos la Piedra Oculta, hallaremos todos los Tesoros, y hallaremos el Tesoro de los tesoros, que es la Piedra Filosofal.
Los poderes que tienen los Ángeles, ¿tú crees que los Ángeles los consiguieron en el Cielo? Parece increíble, pero los Poderes que los Ángeles tienen, lo consiguieron en los Infiernos; rectificando los encontraremos…
Y al Logos, ¿crees tú que al Logoi interior tuyo lo vas a descubrir es arriba? ¡No hay tal! Él es el Tesoro, el Vellocino de Oro de los antiguos; lo encontrarás es entre las entrañas de la tierra, rectificando y rectificando (rectificator y rectificator), allí, entonces lo hallarás.
En otras palabras, el Infierno es la matriz del Cielo. Paracelso decía: “El Infierno es la matriz del Macrocosmos”… Yo digo: “El Infierno es la matriz del Cielo”…, estamos diciendo, poco más o menos, lo mismo. ¡No poco más o menos, sino lo mismo, con exactitud! ¡Es para abajo para donde hay que echar! Porque, “Rectificando Invenies Occultum Lapidem”…
Entonces, al hundirte dentro de tí mismo para rectificar, para cumplir con la máxima: “Rectificando Invenies Occultum Lapidem”, obviamente, te hundes también dentro de los Infiernos de la Tierra, obviamente te sumerges dentro de los Mundos Infiernos; obviamente, tienes que enfrentarte allí a Los Tenebroso, como se enfrentó Xolotl; obviamente, tendrás que enfrentarte a los Tenebrosos como se enfrentó Quetzalcóatl; y rectificando allí tus errores encontrarás la Piedra Oculta; es decir, encontrarás a tu Logoi Íntimo con todos sus Divinales Poderes… ¿Qué me decías?…
– Estudiante. ¿No se deberá a eso la actitud como representan a Aristóteles: Viendo para el Cielo y con el dedo señalando para abajo?
– Maestro. Puede que sí, indudablemente que sí. “A cada exaltación le precede siempre una humillación”.
“si uno quiere subir, debe primero bajar”, para poder tener el derecho a subir.
– Estudiante. Quizás quiera decir, la matriz del Cielo…
– Maestro. ¡Está abajo; el Infierno es la matriz del Cielo!…
– Estudiante. Entonces, ¿el sepulcro de Hiram Abiff está en la misma Novena Esfera?
– Maestro. Pues, el sepulcro de Hiram Abiff hay que buscarlo en nuestros propios fondos animales; allí está el Sepulcro…
– Estudiante. Es nuestro Cristo, ¿verdad Maestro?
– Maestro. Hiram Abiff es nuestro real ser, él es el Señor, es el Maestro Secreto, ¿no? Él está en el “sepulcro” y el “sepulcro” somos nosotros mismos, son nuestros propios Bajos Fondos Animales; él está bien muerto ahí y hay que resucitarlo…
– Estudiante. En los textos de la Masonería Filosófica, esta gente todavía dicen que van a encontrar a Hiram Abiff; y nosotros sabemos que Hiram Abiff son los Maestros Resurrectos. Ellos dicen que cuando encuentren a Hiram Abiff, va a resucitar nuevamente la Masonería. Y si ya está resucitando en nosotros, porque en la Gnosis ya hay Maestros, y estos Maestros Resurrectos son precisamente Hiram Abiff. ¿Entonces ellos todavía están esperando esa cosa?
– Maestro. Pues, “El Rey ha muerto; ¡viva el Rey!” El Rey, Hiram Abiff, hay que buscarlo dentro nosotros mismos, y hay que resucitarlo dentro de nosotros mismos. De manera que, mientras no resucite Hiram Abiff, muertos estamos. Lo importante es resucitarlo.
El Vellocino de Oro hay que buscarlo es abajo, en los Mundos Infiernos. Si no lo buscamos abajo, estamos perdidos…
Yo recuerdo, hace muchos años, ¿no?, muchísimos años, cuando hasta ahora, en mi presente existencia, había comenzado, había retornado otra vez al Camino, a la Senda del Filo de la Navaja; llegué a un lugar en mi Vehículo Astral (en el Eidolón como digo yo en el libro “El Misterio del Áureo Florecer”), había allí que hacer una excavación, para buscar un tesoro. Pero eso estaba custodiado por un Elemental, por un Deva.
Yo me le enfrente al Guardián con la espada al cinto y le obligué a retirarse. Me fijé bien en el lugar donde tenía que buscar el Tesoro.
En principio, cometí el error de creer que el “Tesoro” era, posiblemente, algún tesoro físico que más tarde me iría a encontrar, ¿no? Resulta que con el tiempo vine a darme cuenta, a evidenciar que el “Tesoro” que yo buscaba (el que debería buscar), estaría en las entrañas del mundo: Era el Vellocino de Oro de los antiguos.
Y ciertamente, cuando de nuevo volví al Camino (del cual me había alejado), me tocó escarbar entre la Tierra, buscar, descender a los Mundos Infiernos, una y otra vez, para cumplir con la máxima de Hermes Trismegisto:
“Sube a los Cielos y desciende nuevamente a la Tierra. Y vuelve a subir a los Cielos, y vuelve a bajar, y así tendrás la gloria y el poder de todo”… “Lo que está bajo es como lo que está arriba; y lo que está arriba es como lo que está abajo, formando un todo”…